Daft Punk y su eterno retorno

Random Access Memories ya está aquí ¿y ahora qué?

Estaba claro: no iba a dejar indiferente a nadie. Ayer fue el Día D. Random Access Memories se podía escuchar en streaming y unos momentos más tarde (no sabemos si un par de segundos o de horas después) ya se podía descargar a través de... bueno, ya sabéis cómo. El nuevo disco de Daft Punk, que nos han metido por los ojos por activa y por pasiva desde que comenzó el año con una machacona campaña de marketing, por fin era de dominio público; aunque para poder comprarlo aún haya que esperar al 21 de mayo. Y después de esto ¿qué queda? Pues las reacciones del respetable. Opiniones que han hecho que los galos sean Trending Topic mundial en Twitter durante más de 24 horas, y ahí siguen. Este dato puede parecer una frivolidad, pero estamos hablando que todo Cristo en esa red social está hablando para bien o para mal de ellos. De una formación que hace música electrónica. Cuando se crea un hype tan grande es lo que tiene: las ganas de alabarlo o de dejarlo a la altura del betún se multiplican por dos.


Los veredictos, tanto en la crítica especializada como el vecino de a pie, se han bipolarizado por las sensaciones encontradas que deja el nuevo trabajo de los robots. Seamos sinceros, sus fans más acérrimos esperaban lo que llevan esperando desde hace 16 años: una continuación de esa animalada que fue Homework. Y la primera se la llevan en la frente: en Random Access Memories todo es mucho más orgánico e instrumental (hay menos máquina) y los espacios para la música de baile se cuentan con los dedos de una mano. Es decir, si tu intención es intentar pinchar esto en una sala, levantar las manos y hacer corazones con las manos lo llevas claro. Éstos gabachos, aunque su música se podría englobar dentro de una corriente mainstream, no son David Guetta. Y por aquí llega la decepción de algunos, pero es que el concepto del disco es otro aunque el vocoder sea un elemento imprescindible, y por momentos cansino, para ellos.

Claramente influenciado por el funk de los 70 en sus cortes más marchosos. Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo ya no son unos chavales sedientos de rave, su producto es diferente. No sé a qué se puede deber el cambio, quizá solo hay que buscar la explicación más lógica: los años te relajan, pero tras el fiasco de Human After All y tras la BSO de Tron Legacy se esperaba algo tremebundo. Y más con ese marketing infernal donde se decía que lo nuevo de los franceses iba a ser una revolución para la música electrónica. Pues no señores. No es una revolución, ni mucho menos, pero tampoco es un mondongo de proporciones bíblicas. Es un disco audible y variado donde hay momentos de una lucidez que asombran y otros en los que bostezas.

En su momento ya escribí una reseña para Beatburguer, así que no quiero repetirme y escribir dos veces lo mismo pero tras poder volver a escucharlo me sigo reafirmando en que es un disco notable con una cuidadísima producción. Además tiene cuatro pequeñas delicias: la genial e imponente Giorgio By Moroder, la gamberra y directa Lose Yourself To Dance, la teatral y fascinante Touch y esa cosa bonita (porque no tiene otro nombre) llamada Motherboad. Pero si echas de menos a los añejos Daft Punk ahí tienes un disparo de adrenalina cósmica como es Contact para cerrar el disco.

Un servidor no tenía las expectativas altas el álbum por la indiferencia que siempre me han causado Daft Punk, quizá por eso no me ha disgustado ni me he sentido estafado por tener que esperar siete años para escuchar lo nuevo de la pareja francesa. Y a vosotros ¿qué os ha parecido Random Access Memories?

P.D: No me puedo creer que no haya nombrado Get Lucky... ¡oh mierda!

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