EX-perando al genio

El nuevo disco de Plastikman se puso ayer a la venta a través de Mute


Mucha expectación con la vuelta al formato L.P por parte de Richie Hawtin con su aka experimental Plastikman. La duda era si el de Windsor iba a volver por sus cada vez más lejanos fueros, o todo esto es una estrategia marketiniana para que Pichie volviera a estar en el candelero mediático con el pseudónimo que causó estragos durante los 90 y principios del 2000. En nuestro programa 63 ya abordamos el asunto. Mientras Víctor Prieto se mostraba pesimista en la faceta artística del canadiense, un servidor hacía de abogado del diablo. A la hora de la verdad y tras escuchar EX, nombre del disco, uno se queda frío en una primera escucha pero también en la cuarta. Que le ocurra a todo un visionario como Richie Hawtin es, a vista de un amante de la música electrónica, decepcionante. Pero lo peor es que la situación no sorprenda.


El problema de EX es que resulta ser una revisión de los antiguos conceptos de Plastikman, sobre todo a su expresión minimalista de Closer, con dos variaciones que resultan determinantes y lastran el resultado final. Por un lado, todo suena más frío y enlatado por muy lisérgico que se ponga. Demasiado artificial y sin calidez como para adentrarte en los parajes profundos que pretende proponer. La otra diferencia de este auto-revisionismo de Hawtin, a modo de aporte como novedad conceptual del sonido Plastikman, es su apuesta por los elementos minimaleros -que el Hawtin-Dj-Empresario-LocoDeLasColes lleva repartiendo en la última década- en los momentos más bailables del mismo, sobre todo en el tramo central. Todo ese aura opresiva y misteriosa se esfuma y parece un chiste contado sin gracia. Da la impresión que el productor tiene una historia con un principio interesante y un magnífico colofón final (el último track es arrebatador) pero le falla el nudo para llegar de A a C.  Por lo tanto el disco, con partes salvables y muy dignas como comprobar que sigue fiel al ácido y que puede construir como nadie capas atmosféricas en tramos marcianos donde intuyes que el genio sigue ahí pero nadie frota la lámpara para que salga en todo su esplendor, se convierte en un intento fallido de una vuelta que nadie ha pedido.

Quizá en un futurible disco de estudio el hombre de plástico eclosione haciendo justicia a su legado. Porque la realidad de este trabajo de siete tracks es que se convierte en un ni fú, ni fá. Tiene sus momentos fú (esas atmósferas) y varios fá (delays y "caniqueo" por castigo) dando la impresión que el artista se está reservando EL FUA.

Eso sí, si hay que defender en algo a EX es que está pensado para el directo porque, de hecho, se grabó durante una actuación en el Museo Guggenheim de Nueva York en octubre del año pasado. Quizá con un obelisco con luces, y en otro ambiente que no sea el de una habitación, este discurso gane enteros. Lo comprobaremos mañana en Sónar. Por el momento, seguimos igual: esperando al genio. 

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