Bailes cósmicos en Sagan Club

Los invitados Nicson y Toby Tobias estuvieron a la altura en el estreno de esta nueva sesión housera en Siroco

Si acudes a una fiesta que hace referencia explícita al divulgador científico Carl Sagan sabes que como mínimo va a tener un aire cósmico. Puede que sea por la decoración de la sala, puede ser por la música, quizá la calidad de las bebidas espirituosas que sirvan -por no hablar de otras sustancias que algunos traigan de casa sin receta médica- o que todo se deba al propio espíritu de la gente que allí se de cita. Sagan Club es el proyecto de dos veteranos del mundo clubbing madrileño como son Hyman Bass y Manu Costela [¿Habéis escuchado el material de Bucketround? ¡Estáis tardando!] que quizá no sean demasiado conocidos entre el público adicto al parkineo pero si que están muy bien valorados por los asiduos a clubs pequeños pero con encanto como es Siroco. Su puesta de largo se produjo el pasado sábado y sus intenciones claramente fueron que los presentes se iniciaran en un viaje interestelar a través de House. Ellos como primeros de abordo y con Toby Tobias y Nicson como capitanes encargados de poner en órbita la nave espacial en busca de contactos al otro lado de la galaxia como Jodie Foster.


Una nave espacial, que todo hay que decirlo, parecía que despegaría con pocos tripulantes. Las primeras horas de Siroco pueden ser duras a no ser que encuentres gente que guste de primeras horas o público rebotado del concierto anterior. No se dio ni un caso, ni otro y ahí estuvo Finders Keepers bailando con las más fea: una pista que era un agujero negro. Aún así fue fiel a la misión encomenda que no era otra que la de no salirse de una línea Housera cálida. El panorama no es que fuera mucho más halagüeño cuando Defence of Excess (Hyman Bass y Costela) tomó el relevo pero el goteo de personas que iban acomódandose llevaba un ritmo bueno, casi como el derrite de los hielos de la copa de un servidor. Su veteranía en estas lides se notó llevando la sesión a unos terrenos Disco para ir introduciendo poco a poco un House sofisticado -¡Bendito seas Pete Herbert!- y acabar con mantos oscuros a base de producciones propias que aún no han visto la luz. Si mirabas por la ventanilla de la embarcación espacial ya te dabas cuenta de que estábamos pasando la estratosfera.  


Nicson recogió el testigo con una tripulación que se quitó el cinturón de seguridad. Tomó los mandos apagando el piloto automático atreviéndose a usar vinilos en varios tramos de su viaje. Y aquí hay que hacer un inciso con este señor de Sevilla -porque sí, tiene nombre artístico que nos suena a Doctor de serie americana y además vive en Londres, pero es más español que el jamón serrano- porque el jefe de Flumo Recordings puede sumarse a la larga lista de fuga de cerebros de este país. La clase en la ejecución y el acierto en la selección, con tracks ácidos combinados con house incendiario de basslines robustas para animar a una pista, ahora sí, llena; fue exquisito. Lo mejor de la noche en el momento esencial de la misma. Supo leer e improvisar según las circunstancias. Solo se le puede desear toda la suerte del mundo en su carrera en Londres para ver si a algún lumbreras de por aquí se le enciende la bombilla y viene más veces.


El cierre corrió a cargo de la gran estrella de la función, el británico Toby Tobias. Con un currículum como el suyo (un tipo que ha editado en Rekids, More Music, Let´s Play House o Delusions Of Grandeur) nada podía fallar. Arrancó con 'Throw' de Paperclip People (aka Carl Craig). Más a degüello, imposible. Y su selección, cada vez más sutilmente agresiva pero sin tocar el Techno ni con palo, era ideal. Su único lunar fue la imprecisión en la mezcla. No es que se le fueran uno o dos discos, que a todos nos puede pasar, es que sus correcciones eran tan evidentes y reiterativas que daba sensación de suciedad. Claro, que por cada mezcla poco limpia lo compensaba con un tema radiante; pero le costó encontrar el equilibrio. Y entonces su buen hacer en cabina fue impepinable hasta el final de la noche y así el Apollo 11 no se convirtió en el Costa Concordia.


Lo mejor de todo fue que el público no encontró ese punto cósmico de Sagan Club ni en la decoración, ni en la bebida; sino en el House y en los bailes derivados de él. Es el mejor resumen para una primera noche que fue un acierto. Vendrán más viajes y contactos. 

P.D: Nos hubiera encantado adjuntar vídeos pero hasta en la NASA hay problemas técnicos. 



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